por Andreas Faber-Kaiser
1980
de
AFK Website
.
El 25 de febrero de 1942, 80 días después del ataque japonés a
Pearl
Harbor, una escuadrilla de 15 a 20 aparatos desconocidos sobrevoló
las costas norteamericanas del Pacífico, entre San Diego y San
Francisco, en un área en el que se estaban concentrando contingentes
de soldados y material bélico estadounidense para su embarque con
destino al frente del extremo Oriente.
Toda el área fue inmediatamente alertada, y de acuerdo con el
informe de la 37 Brigada de Artillería Antiaérea, entre las 03:12 y
las 04:15 horas fueron efectuadas 1430 rondas de disparos antiaéreos
en defensa de Los Angeles y contra lo que se suponía eran aparatos
japoneses.
El 'Los Angeles Times' publicó la fotografía de alguno de estos
objetos iluminados por los focos antiaéreos.
LOS FALSOS JAPONESES
Pero lo sorprendente fue que a pesar de su poca velocidad —unas 200
millas (unos 360 km) por hora— y de la poca altura —de 2.700 a 5.500
metros— a que volaban los supuestos aparatos enemigos, "no existe
evidencia alguna de que ningún proyectil haya dado en el blanco ni
de que ningún aparato haya sido derribado" según reza el informe del
Cuartel General del Mando de la Defensa de Alaska, referido a dicho
incidente.
En su informe al presidente Roosevelt, el general George C. Marshall
verifica la autenticidad de la fotografía publicada en el 'Los Angeles Times' y habla por primera vez, en 1942, al referirse a los
citados objetos volantes, de "objetos misteriosos".
Misteriosos, volantes, y no identificados. Acaba de nacer, desde
este primer sobrevuelo con implicaciones militares de su propio
territorio, el misterio de los objetos volantes no identificados
como problema de seguridad y de competencia militar para los Estados
Unidos. Fecha: 25 de febrero de 1942.
Exactamente diez años después de este misterioso sobrevuelo de la
costa californiana, y cuando ya se estaban vislumbrando las
implicaciones sicológicas del fenómeno
—"Transmití hoy al Consejo de
Seguridad Nacional una propuesta en la que se concluye que los
problemas relacionados con objetos volantes no identificados parecen
tener implicaciones tanto para la guerra sicológica como para
Inteligencia y Operaciones"—,
le escribió en aquella época y en un
memorando interior el director de la CIA, Walter B. Smith, al
director de su Gabinete de Estrategia Sicológica, el problema de los
objetos volantes no identificados preocupaba muy seriamente a los
servicios de Inteligencia norteamericanos, como a continuación
veremos.
"El problema OVNI excede el nivel de las responsabilidades
individuales del departamento de Inteligencia Científica de la CIA,
y es de tal importancia que merece la competencia y la acción del
Consejo de Seguridad Nacional".
Este párrafo figura en un memorando interior de la CIA dirigido al
Director de dicha Agencia y firmado por H. Marshall Chadwell,
Director Adjunto del departamento de Inteligencia Científica, con
fecha 11 de septiembre de 1952.
La CIA fue creada en 1947, y ya de septiembre de dicho año data el
primer informe OVNI que recogen sus archivos, de acuerdo con la
documentación que he podido recopilar. Se trata de un informe sobre
fenómenos luminosos inusuales observados en Tashkent, en el
Uzbekistán (URSS). Desde el mismo año de su creación, la agencia de
inteligencia americana viene por lo tanto recopilando información
sobre el fenómeno OVNI.
Paralelamente, a lo largo de estos holgados 30 años, las fuentes
oficiales le han venido repitiendo a la opinión pública que los OVNI
no existen, que son fantasías, que hay que borrarlos de la mente
porque es ridículo dar crédito a su existencia. Pero por mucho que
se le dijera que era ridículo, la gente seguía viendo OVNIS. Así
nació —porque las explicaciones no encajaban con la realidad— el
mito del archivo de la CIA, ya que para que se le negara a la gente
lo que estaba viendo con sus propios ojos, debía de tratarse de algo
que estaba recibiendo un tratamiento extremadamente secreto.
Por lo
tanto, nadie mejor que la CIA debía estar al corriente de lo que se
estaba cociendo. El fenómeno OVNI llegó a ser así un tema que
originaba recelo, acusaciones y controversias constantes durante los
últimos treinta años. ¿Qué sabe la CIA acerca de los OVNI? ¿Qué nos
dice y qué nos está ocultando?.
LA CIA EN EL BANQUILLO
Para despejar estas incógnitas, parte de la comunicación ufo1ógica
norteamericana se acogió en los últimos años a la FOIA (Freedom of
Information Act = Ley sobre Libertad de Información), para demandar
judicialmente a la CIA y a otras agencias de inteligencia y
departamentos militares para que sacaran a la luz pública la
documentación oficial que sobre el fenómeno OVNI albergan sus
archivos. Destacado impulsor de esta iniciativa judicial es el Ground Saucer Watch (GSW), dirigido por
William H. Spaulding.
Transcribo a continuación íntegra la declaración del portavoz de la
CIA ante el tribunal federal ante el que se presentó la demanda.
Dado este paso, me he servido de diversos canales para obtener
directamente de las distintas fuentes originales la máxima cantidad
posible de copias de documentos que —relacionados siempre con el
fenómeno OVNI— alimentan a los archivos oficiales —militares y de
inteligencia— americanos. La suma de este material documental puede
dividirse en tres grandes grupos primarios:
a) Correspondencia y
memorandos procedentes de los archivos de la CIA
b) Informes de
avistamientos procedentes de los archivos de la CIA
c) Documentos
militares y de inteligencia procedentes de los archivos de otros
departamentos oficiales americanos
En cuanto a la evaluación del material obtenido, salta a la vista
inmediatamente que una gran cantidad de documentos siguen encerrados
en los archivos oficiales. Tanto la CIA como las demás agencias
sondeadas, han soltado únicamente una parte de sus archivos.
Concretamente la CIA reconoce que ha retenido como clasificados 57
documentos, acogiéndose a las exenciones a que le autoriza la Ley
sobre Libertad de Información.
Entre estos 57 documentos pueden
perfectamente hallarse aquellos que hacen referencia a los supuestos
subterráneos en que, en la base aérea de Wright-Patterson, los
americanos tienen supuestamente bajo custodia los restos de algunos
OVNI accidentados, así como aquellos otros que se refieren a la hipótesis de que los americanos conservan bajo
refrigeración los
cuerpos de un número indeterminado de miembros de tripulaciones
OVNI, en un emplazamiento secreto de la base aérea de Langley, cerca
de Norfolk, en Virginia.
Pero este número suministrado por la CIA de 57 documentos retenidos
no puede en modo alguno responder a la verdad. Ya que, a tenor de lo
que han entregado, es de 1ógica suponer que han trabajado también,
con muchísima mayor razón, con otros incidentes OVNI, de los que sin
embargo no hay constancia en estos bloques de documentación dados a
publicidad.
Lo que sigue aún encerrado en los archivos de la agencia
de inteligencia y en otros departamentos militares y de inteligencia
tiene necesariamente que ser muchísimo más que estos 57 documentos
que mencionan. Sobre todo se aprecian considerables lagunas, como si
hubieran escogido diversos bloques de información de distintas
épocas, y repentinamente entre estas épocas aparecen enormes huecos,
que en ocasiones pueden suponer varios años seguidos en que no se
fecha ni un solo informe sobre OVNI.
Encuentro a faltar muchos
informes de incidentes OVNI bien conocidos por todos los ufólogos y
que sin embargo no se reflejan en estos archivos, lo que —insisto—
carece de toda lógica. Como carece de ella también el que no se
mencione una sola línea sobre las circunstancias que acompañaron el
derribo en mayo de 1960 del avión-espía americano U-2 sobre
territorio soviético. Este caso debería haber aparecido precisamente
entre esta documentación porque el piloto del U-2, Francis Gary
Powers, trabajaba en aquella época para la Agencia Central de
Inteligencia americana y porque su derribo se vio rodeado en el aire
de fenómenos no explicados, según él mismo manifestó entonces.
3 MOTIVOS PARA EL SECRETO
De todas formas, estas lagunas y la ausencia de documentos clave las
explica el propio Robert E. Owen, consejero y asesor de la Oficina
del Consejo General de la CIA, responsable de la revisión de la
información del Directorio de Operaciones de la citada agencia, a
quien se encargó la revisión de los documentos que debían ser
entregados en el marco de la Ley de Libertad de Información. Owen
declara claramente que se retienen todos aquellos documentos que,
a)
contienen información que debe ser objeto de una protección
constante
b) revelan las fuentes y métodos de obtención de
información de la CIA
c) revelan datos de la organización, las
funciones, los nombres, los cargos oficiales o números del personal
empleado
Como es lógico pueden reunir alguna o varias de estas
cualidades, cantidades para todos los gustos de documentos
archivados por la CIA. Son los documentos que no hemos podido
obtener.
Pero aún así, las casi 1.200 hojas de documentación que he podido
reunir incluyen informaciones y datos en ocasiones de extraordinario
interés para cualquier interesado en el enigma mundial de los OVNI.
Y desde luego se deduce de la documentación revisada que los OVNI
merecen la atención especial y continuada de los servicios de
inteligencia norteamericanos.
CORRESPONDENCIA Y MEMORANDOS DE LA CIA
Repasando el bloque de correspondencia y memorandos de la CIA, se
confirma en él por ejemplo que en abril de 1949 y en el polígono de
tiro de White Sands, un comandante de la Marina que seguía el vuelo
de un misil por el teodolito, vió de repente dos discos que
maniobraban a alta velocidad alrededor del cohete de prueba, y que
en el lapso de un mes tuvieron lugar tres de estas observaciones en
White Sands. En sus maniobras, estos objetos volantes desconocidos
alcanzaban velocidades de hasta 18.000 millas/hora (más de ¡28.000
km/h!), una velocidad, en 1949, absolutamente inalcanzable por el
hombre. Y sin embargo eran objetos que maniobraban alrededor del
misil.
También nos revelan estos documentos cómo, a partir de 1952, el
interés de los servicios de inteligencia americanos se centra no en
la averiguación del origen y de la identidad del fenómeno OVNI,
sino de la influencia de dicha fenomenología en el público, en el
ciudadano estadounidense. Les preocupa el que un elevado número de
personas crea en la existencia de platillos, ya que ello conlleva un
doble riesgo para su seguridad nacional.
Por una parte, el fenómeno
OVNI puede ser empleado desde un enfoque de guerra sicológica. Un
país enemigo podría aprovecharse de la continuada aparición de los
OVNI para hacer ver que éstos son en realidad inigualables armas
secretas suyas. De ahí nacería el impuesto silencio sobre la
aparición de OVNI en los cielos de los países del este. Por otra
parte, se veía un potencial riesgo en la proliferación de grupos
civiles de investigación OVNI.
Dado que éstos lograban rápidamente
la asociación de gran número de personas extremadamente fieles al
grupo, existía el peligro de que una nación enemiga o un grupo
terrorista se sirviera de estos grupos de gente en el momento de
intentar una acción ofensiva contra los USA. De ahí nació la
estrecha vigilancia —absolutamente confirmada en estos documentos— a
que fueron sometidos los grupos privados de investigación OVNI y los
ufólogos excesivamente incisivos, por parte de los servicios de
inteligencia tanto de la CIA como de la USAF.
En cuanto a la alerta y defensa del territorio estadounidense en el
caso de un hipotético ataque aéreo enemigo, se planteaba un nuevo
riesgo: si proliferaban y se hacían usuales, normales, familiares
estos avistamientos, tanto a simple vista como en las pantallas de
radar, podría ocurrir que los mismos actuaran a manera de cortina de
humo, que no permitiría discernir entre los que son OVNI y lo que
son armas enemigas que han irrumpido en el espacio aéreo
norteamericano.
Uno de los puntos críticos que afloran en estos
documentos es la necesidad —pero al mismo tiempo imposibilidad— de
detectar instantáneamente la naturaleza del objeto volante
desconocido que irrumpe en el espacio aéreo americano, para
determinar si se trata de un sobrevuelo pacífico o de una acción
hostil.
Con lo cual casi me atrevería a concluir que nos hallamos ante una
indirecta confirmación oficial del carácter extraterrestre de los
OVNI. Ya que si se tratase de sobrevuelos de vehículos de otra
potencia terrestre, ya habrían sido abatidos por los dispositivos de
defensa, en este caso norteamericanos. El que esto no suceda es una
evidencia de que el fenómeno es de naturaleza muy distinta. Ahí
están, además, en los memorandos dirigidos al director de la CIA por
su asistente científico, las siguientes palabras:
"... algo está
ocurriendo y debe tener nuestra acción inmediata. Los detalles de
algunos de estos incidentes han sido discutidos por nosotros. El
avistamiento de objetos inexplicados a grandes altitudes, viajando a
altas velocidades en las cercanías de importantes instalaciones
defensivas americanas son de tal naturaleza que no pueden ser
atribuibles a fenómenos naturales o vehículos aéreos de tipo
conocido".
Estábamos aún en 1952. Pocos meses después se reuniría el Panel Robertson, convocado por la
CIA para el examen del fenómeno OVNI a
cargo de cualificados especialistas. Sus conclusiones fueron que el
fenómeno no constituía una amenaza física directa a la seguridad
nacional, que no existía ningún indicio de que se tratara de
artefactos extranjeros capaces de realizar acciones hostiles, y que
no existía tampoco evidencia alguna de que el fenómeno indicara la
necesidad de una revisión de los conceptos científicos actuales.
PROBLEMA DE SEGURIDAD
Lo que si entrañaba indirectamente el fenómeno era el peligro real
que yo apunté más arriba, y que podía inducir a la identificación
errónea por parte del personal de defensa de artefactos reales del
enemigo, la sobrecarga en los canales de información de emergencia
con información "falsa", y —debido a la susceptibilidad del público—
la histeria colectiva y la gran vulnerabilidad respecto a una guerra
sicológica por parte del enemigo. Esta es la primitiva causa directa
del descrédito del fenómeno por parte oficial, de cara a la opinión
pública.
Y podemos concluir que hasta hoy esta situación planteada así hace
treinta años, no ha cambiado, sino que se ha agudizado más aún,
especialmente en los tiempos más recientes en que parece ser que
muchísimos gobiernos —incluso los que menos pintan en el contexto
mundial— han decidido ya tapar con el secreto hermético la
apasionante investigación OVNI. Por encima de todo, lo que le
interesa a la inteligencia y a los militares es la detección del
riesgo de un ataque y el aprovechamiento del fenómeno a su favor
frente al enemigo.
La investigación científica, el contacto con posibles inteligencias
de origen no terrestre, es asunto que se queda en un plano muy
secundario.
INFORMES DE AVISTAMIENTOS
Prácticamente todos los informes OVNI que aporta la CIA constituyen
información no evaluada, o sea "materia prima" tal y como fue
transmitida por los agentes e informadores de la CIA desde distintos
países. Los documentos que incluyen la información más evaluada, o
sea con las conclusiones a que en cada caso llegaron los consejeros
de la CIA, constituyen uno de nuestros próximos objetivos, en lo que
a obtención de documentos OVNI que hoy aún siguen estando
clasificados, se refiere.
En el primer bloque de estos documentos, que recoge informes
directos de avistamientos OVNI, aparecen con marcada preponderancia
incidentes acaecidos en la Unión Soviética. Dentro de las hipótesis
de origen de los OVNI se barajaba insistentemente en los años de la
guerra fría la posibilidad de que fueran armas experimentales rusas,
ensayadas bajo las directrices de los científicos alemanes que
estaban trabajando desde el final de la guerra en los proyectos
soviéticos.
Por esta razón la CIA tenía preponderante interés en
reunir información de cualquier nuevo tipo de ingenio volador que
pudiera detectarse por aquellas latitudes. Dentro de la
absolutamente ilógica irregularidad del material facilitado, destaca
aquí por ejemplo el desmesurado interés prestado al avistamiento de
un objeto volante no identificado por parte del personal de
inteligencia americano durante un viaje en tren de Baku, a orillas
del Mar Caspio, hasta Tiflis.
Más adelante aparece un informe sobre
objetos voladores desconocidos que sobrevolaron Budapest en
formación 4-3-4 y a una velocidad de 12.000 km/h. en 1955. En mayo
del año siguiente unidades de radar de la base del Comando de
Defensa Aérea de Hungría, captaron —sin siquiera intentar su
interceptación debido a que no disponían de armamento para ello—
objetos volantes desconocidos que en formación volvieron a
sobrevolar Budapest a velocidad extremadamente elevada y a unos
25.000 metros de altura.
Hay que señalar que aparte la numerosa documentación OVNI que sigue alin cerradal en los archivos de la
CIA, también en muchos de los
informes librados han sido suprimidos numerosos párrafos. Hay
documentos en que de 7 u 8 párrafos únicamente se ha dejado sin
tachar uno, por ejemplo. Los restantes pueden contener información
OVNI aún mantenida como clasificada, o bien información clasificada
relativa a otros aspectos de inteligencia que no incluyen
información OVNI.
Insistiendo en el absurdo reparto del material librado y del
material retenido por los asesores de la CIA, aparece por ejemplo un
informe sobre el Congreso Internacional de Medicina Espacial
celebrado en 1975 en México, informe que alude a una teoría —allí
mencionada— de que los campos electromagnéticos están íntimamente
asociados con la superconductividad a temperaturas muy bajas, tales
como las reinantes en el espacio relacionando esta teoría con el
posible sistema de propulsión de los OVNI.
Constando esta información sobre tal congreso, necesariamente
debería constar muchísima más información aún sobre el I Congreso
del Fenómeno OVNI, celebrado igualmente en México dos años más
tarde. Y sin embargo, ni un solo documento se refiere a dicha
reunión. Uno de los últimos documentos —cronológicamente— dentro del
bloque de informes directos, refiere el avistamiento de una luz no
identificada por parte del piloto del vuelo BEA 831 de Moscú a
Londres, el 10 de septiembre de 1976. Al pedir la identificación de
la fuente de luz a las autoridades soviéticas, éstas le responden al
piloto con una respuesta de identificación negativa, sugiriéndole
que no hiciera preguntas.
El segundo bloque de informes de la CIA sobre OVNI evidencia la
vigilancia permanente a que nos vemos sometidos los medios de
comunicación de todo el mundo por parte de los informadores de la
CIA, también en lo que toca al fenómeno OVNI. Destacan entre estos
informes los que notifican el avistamiento de OVNI sobre las minas
de uranio del Congo Belga en 1952, varios informes de avistamientos
sobre la península ibérica, y las oleadas sobre el norte de Africa.
Otro expediente informa sobre los experimentos de construcción de
"platillos" realizados en el Canadá, a partir de la experiencia
acumulada previamente durante la guerra por los ingenieros alemanes,
como ya vimos. También a este respecto, otro informe refiere que en
1952 fue solicitada en la República Federal Alemana la primera
patente relativa a un "platillo volante", por Rudolf Schriever, uno
de los antiguos técnicos alemanes que habían trabajado en tales
proyectos, quien afirmaba haber perfeccionado un "objeto volante
elíptico" tras once años de estudios.
Schriever murió a los pocos
meses de haber solicitado dicha patente. Por otra parte, vuelven a
aparecer en otro documento las altas velocidades desarrolladas por
los objetos volantes no identificados. Esta vez se calcularon en
10.000 km/h, el 9 de enero de 1954, sobre Suecia.
Otro bloque recoge informes internos de la CIA relacionados con la
información recibida de sus corresponsales. Vuelve a aparecer aquí
insistente y repetida información sobre el incidente registrado
junto a la vía férrea Bakú-Tiflis. Más adelante me sorprendió
toparme con un memorando fechado el 26 de marzo de 1956 y que
recomendaba que la Oficina de Inteligencia Científica de la CIA
debía mantenerse al tanto de la próxima oposición de la Tierra con el
planeta Marte, porque ello daría lugar a espectaculares informes de
OVNI.
Un interesante documento refiere el avistamiento de fenómenos
aéreos no identificados que coincidieron con el lanzamiento del
primer Viking del programa Vanguard, el 8 de diciembre de 1956. El
documento relaciona dicho avistamiento con otro presuntamente
descrito con anterioridad —pero que no figura en el bloque librado—
y que coincidió con el lanzamiento fallido de un cohete Júpiter.
Aparece también entre esta documentación, como caso más conocido, el
de Socorro, en Nuevo México. Y como casos no divulgados se reflejan
avistamientos de OVNI —en algunas ocasiones en formación— referidos
por astrónomos rusos en 1967.
Otro documento menciona los estudios
de Vladimir Mekhedov, del Instituto Mixto de Investigación Nuclear,
que evidencian que el objeto que hizo
explosión en 1908 en el Tunguska siberiana efectuó previamente una maniobra en el aire.
Aparece luego una interesante consulta del jefe de la Seguridad
Militar de Túnez al informante americano, respecto a la aparición de
objetos volantes no identificados en el cielo tunecino en agosto de
1976.
Finalmente, cabe mencionar el extraordinario incidente
registrado en la tarde del 19 de septiembre de 1976 en el cielo
iraní, al hacer acto de presencia los OVNI, al norte de Teherán. El
informe menciona el absurdo intento de ataque de un F-4 Phantom
contra un OVNI, que automáticamente deja bloqueado todo el sistema
de armamentos del F-4, y anula además los sistemas de comunicación
del mismo. Todo vuelve a funcionar a bordo cuando el F-4 decide
alejarse del OVNI.
Este documento tiene su importancia porque
exactamente lo mismo le sucedió al F-1 Mirage de la base española de
Los Llanos de Albacete, cuando en la noche del 11 de noviembre de
1979 salió en misión de interceptación del OVNI que habla provocado
el aterrizaje de un reactor de la compañía TAE en el aeropuerto de
Manises. Y tiene además su importancia porque muestra la evidencia
descarada de cómo, mientras a los testigos civiles que habían
notificado el avistamiento de un OVNI se les explica que lo que
están viendo en el cielo no es más que una estrella, los
responsables de la defensa aérea llegan incluso a decidir el ataque
al citado objeto desconocido.
Este es, en definitiva, el resumen de algunos de los documentos OVNI
que ha venido archivando la CIA y que —si se saben leer— pueden
llegar a decir mucho. ¡Cuánto más no dirán los informes y las
evaluaciones sobre el fenómeno OVNI que siguen clasificados en los
archivos secretos de los servicios de inteligencia del mundo
entero!.
DOCUMENTOS MILITARES Y DE INTELIGENCIA
Obtuve luego un amplio bloque de documentos OVNI procedente de otros
archivos hasta hoy secretos, distintos a los de la CIA. Estos
documentos proceden de cuatro fuentes principales: la DIA —Agencia
de Inteligencia del Departamento de Defensa—, la Inteligencia Aérea,
el Departamento de la Fuerza Aérea (USAF) y el Departamento de
Estado.
LOS ARCHIVOS DE LA DIA
La Agencia de Inteligencia del Departamento de Defensa proporciona
información sobre avistamientos —entre otros— de OVNI en la
Antártica en el verano de 1965, observaciones notificadas por la
Marina argentina y corroboradas por personal de las bases inglesa y
chilena de la isla Decepción. También una relación de 26 casos de
avistamientos de OVNI registrados sobre España durante el período
comprendido entre septiembre de 1973 y junio de 1974. Siguiendo en la
península, aparece luego el informe de avistamiento de un OVNI que
el 28 de febrero de 1974 describió tres círculos irregulares muy
amplios, que abarcaron la totalidad del norte de Portugal y el
territorio español y parte del Océano Atlántico.
A pesar de
permanecer durante cerca de una hora visible en las pantallas de
radar portuguesas, no fue posible identificar el objeto. Un oficial
de la Fuerza Aérea portuguesa relató el acontecimiento al agregado
del Aire y de Defensa norteamericano en Lisboa. El comentario de
éste incluye la siguiente frase :
"Si es que la observación no fue
de origen estadounidense —(se refiere a la posibilidad de que se
tratara de un avión espía)— hemos tropezado con algo de suficiente
interés y significancia para garantizar la cooperación continua de
la Fuerza Aérea portuguesa para determinar el origen de dichos
vuelos, si es que volviesen a ocurrir".
En abril de 1978,
finalmente, se suceden extrañas explosiones en el Canadá , que
devastaron edificios, cortaron la electricidad, hicieron saltar los
interruptores de la luz y dejaron tres misteriosos agujeros quemados
en el suelo. Desde un lugar distante, fueron vistas bolas de fuego
que cayeron del cielo en aquella zona. En el informe americano se
refleja como las autoridades trataron de restar importancia al
incidente, siendo la versión oficial del mismo que un rayo cayó
sobre un transformador, explotándose éste y transmitiéndose la
energía generada por los cables a las casas vecinas.
LOS ARCHIVOS DE LA INTELIGENCIA AÉREA
La Inteligencia Aérea, por su parte, evidencia su interés en el tema
al mencionar por ejemplo en un parte informativo fechado el 4 de
agosto de 1959, en el que notifica que ha redactado una bibliografía
sobre OVNI, basada en fuentes de información del bloque soviético y
occidental, entre 1946 y 1959. En lo que al bloque soviético hace
referencia, la relación contabiliza 103 entradas. Recordemos en este
contexto que exactamente diez años más tarde, Lynn E. Catoe, de la
División de Ciencia y Tecnología de la Biblioteca del Congreso,
preparó una nueva y exhaustiva bibliografía sobre el tema OVNI por
encargo de la Oficina de Investigación Científica de la Fuerza
Aérea.
Finaliza la documentación aportada por la Inteligencia Aérea con una
serie de avistamientos de OVNI sobre Finlandia, en marzo de 1960.
Donde vuelve a aparecer la ausencia de lógica, al no figurar un solo
documento sobre OVNI suministrado por la Inteligencia Aérea desde
1960 hasta 1980.
LOS ARCHIVOS DE LA USAF
El material facilitado por el Departamento de la Fuerza Aérea se
abre con un documento que muestra la preocupación y el desconcierto
de este Departamento y de otras agencias de inteligencia y de
investigación, militares y gubernamentales, sobre la frecuencia con
que se suceden fenómenos aéreos no explicados sobre la zona de Nuevo
México, de 1948 a 1950.
Sigue el texto completo del informe Fitzgerald, recopilado por el
UFO Research Comittee de Akron (Ohio),
y que constituye un excelente modelo de negligencia pesquisidora por
parte de los informadores de la USAF desplazados al lugar del
incidente. El caso Fitzgerald constituía en aquel entonces uno de
los comprendidos en el 98'1% de total de informes sobre OVNI que la
Fuerza Aérea calificaba de "objetos identificados".
Pero el
documento evidencia la arbitrariedad de esta calificación, ya que la
investigación efectuada por los representantes de la USAF fue
incompleta, superficial y absolutamente parcial y carente de todo
rigor. Incluye este bloque de documentos un capítulo del estudio
sobre OVNI publicado por la Academia de la Fuerza Aérea de los
Estados Unidos en el volumen II de su Introducción a la Ciencia
Espacial. En este libro de estudio se afirma que las visiones OVNI
parecen extenderse a lo largo ya de 47.000 años. Se da como ejemplo
fiable el caso del sargento Lonnie Zamora en Socorro (Nuevo México).
En el mismo capítulo leemos que,
"la teoría más estimulante para
nosotros es la de que los OVNI son objetos materiales que están, o
bien pilotados, o controlados por control remoto por seres que son
de fuera de este planeta. Hay ciertas pruebas que apoyan este punto
de vista".
El capítulo finaliza afirmando que,
"lo que nos sugieren
los datos de que disponemos es la existencia de tres, y tal vez
cuatro grupos diferentes de extraños (posiblemente en diversos
estados de desarrollo)", que "lo mejor que se puede hacer es
mantener una mente abierta y escéptica y no tomar una posición
extrema en ninguno de los dos lados de la cuestión".
Aparecen luego informes y documentos relacionados con el
proyecto
"Libro Azul" de la Fuerza Aérea y con los
estudios realizados por el
equipo de la Universidad de Colorado dirigido por el Dr. Edward U.
Condon, que llegó a concluir que,
"al tema OVNI se le debe prestar
solamente tanta atención como —estrictamente desde un punto de vista
de defensa— el Departamento de Defensa lo estime necesario".
Donde
se corrobora una vez más que a nivel gubernamental el enigma OVNI se
contempla casi exclusivamente bajo el prisma militar, mientras que
se deja de lado su implicación científica, filosófica, histórica o
social. Acaso la documentación más interesante de toda la entregada
por el Departamento de la Fuerza Aérea y de toda la que no procede
de la CIA, sea la larga lista de informes sobre los sobrevuelos de
instalaciones del NORAD, el Mando de la Defensa Aérea de los Estados
Unidos, por parte de objetos volantes no identificados, en octubre y
noviembre de 1975.
Los sobrevuelos se produjeron en las bases aéreas
de Malmstrom (Montana), Wurtsmith (Michigan), y sobre la estación de
las fuerzas canadienses de Falconbridge (Ontario/Canadá) pero sobre
todo causaron revuelo las descaradas evoluciones de los objetos
desconocidos en el interior mismo del recinto de la base aérea de
Loring (Maine). Las explicaciones oficiales son absolutamente
increíbles por infantiles. Hasta consta un documento en que se
especula con la posibilidad de que se trate de helicópteros
empleados por grupos terroristas para atentar contra las
instalaciones de la defensa norteamericana.
Tales chismes llegaron a
tomar tierra dentro de la misma base aérea del NORAD —precisamente
el sistema de alerta y de defensa aérea de los Estados Unidos— y
llegaron a permanecer en una posición fija durante casi 15 minutos cerca del perímetro de la
base aérea de Loring.
Los cazas que
salieron en su persecución fueron incapaces de alcanzar ni de
identificar a los citados objetos. Y sin embargo los documentos
insisten en que se trataba de "helicópteros" (!) no identificados.
Si un solo helicóptero extraño es capaz de aterrizar en una base
aérea a la que se le ha encargado la defensa aérea del suelo patrio
americano, sin ser interceptado ni identificado, y si un solo
helicóptero extraño puede permitirse el lujo de permanecer en punto
fijo cerca de un cuarto de hora sobre esa misma base de defensa sin
ser identificado ni abatido, y si un solo helicóptero demuestra ser
en su huída más rápido que los cazas que salieron en su persecución,
y cuando además todo esto sucedió en pleno territorio continental
americano, o sea en el interior mismo de los Estados Unidos,
entonces la invasión de la máxima potencia capitalista, tecnológica
y militar de este planeta es, realmente, un juego de niños. No,
evidentemente, no eran helicópteros.
Ni helicópteros ni ningún otro
ingenio pro cedente de otra potencia terrestre. Su entrada en el
espacio aéreo estadounidense no fue detectada por el NORAD —que lo
detecta absolutamente todo, cuando es de origen terrestre— . Los
objetos únicamente fueron advertidos cuando ya se hallaban encima
mismo de los enclaves del NORAD. Aún admitiendo como hipótesis
—ilógica— que una potencia extranjera lograra hacer llegar hasta
allí algún avanzado chisme, lo que es evidente es que allí se habría
quedado.
Tal vez, remotamente, podría haber entrado en los USA, pero
volver a salir es imposible. Una vez más los objetos que se pasearon
a sus anchas sobre las instalaciones de la defensa aérea americana
fueron de naturaleza distinta a las que nos son familiares. Y para
volver a demostrar de paso el interés de la CIA en los objetos
volantes no identificados —por mucho que se descalabre en afirmar
que no son santo de su devoción— leemos entre la documentación de
los sucesos de octubre de 1975 que,
"la CIA agradeció la información
y solicitó que se les informara de cualquier otra actividad
adicional de este tipo".
LOS ARCHIVOS DEL DEPARTAMENTO DE ESTADO
La documentación extraída del Departamento de Estado recoge
distintos telegramas y aerogramas que informan sobre incidentes OVNI
y que fueron remitidos a Washington por las Embajadas de los Estados
Unidos en el extranjero. Destaca el informe de la caída de una
esfera de un metal desconocido de 60 cm de diámetro, en Monterrey
(México), en febrero de 1967 y los aerogramas remitidos por diversas
embajadas informando —evidentemente en respuesta a una consulta
general a nivel mundial (presumiblemente instada por el Dr. Condon)
que ya de por sí habla del interés que el tema ofrece para el
Departamento de Estado— sobre la situación de la investigación OVNI
en el país respectivo.
El aerograma remitido desde Madrid en mayo de
1968 comunica que "fuentes oficiales españolas nos informan que no
se realizan, actualmente, en España, estudios sobre OVNI". Aunque
solo un año antes, por ejemplo, un avión militar de entrenamiento
T-33 se topó con un OVNI encima de Talavera y salieron en su busca
dos cazas F-86 Sabre.
Otro telegrama informa del avistamiento de
"extrañas máquinas" en el cielo de Argel en marzo de 1975. El
documento refleja cómo el portavoz del gobierno argelino pide
explicaciones a los americanos por estas manifestaciones insólitas,
y cómo no se traga la cavilación del representante americano de que
se trataba de un satélite o del posible reflejo de un proyector
eléctrico en la capa de nubes. Pero el mismo Kissinger, en su
respuesta, fue incapaz de dar una explicación satisfactoria.
Porque la explicación del fenómeno OVNI, aparentemente, no está allí
donde se pretende que esté.
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