por Andreas Faber-Kaiser
1992
de
AFK Website
En prácticamente todos los legados de los orígenes de los primeros
pueblos del planeta, se pueden hallar vestigios de seres
inteligentes, superiores, descendidos de los cielos, que contactan
directamente con los humanos. Dando inicio con ello,
indefectiblemente, a las respectivas creencias religiosas de los
pueblos afectados.
En todas las épocas ha habido además personajes singulares que han
influido directamente en la marcha de la historia de la humanidad,
después de haber sido contactados por entes no humanos.
Puede hablarse de personajes contactados o "elegidos", como puede
también hablarse de pueblos enteros, contactados o elegidos por
entidades no humanas.
Ante la imposibilidad de referirme a todos ellos en este artículo,
me limitaré a los más importantes personajes que en los tiempos
antiguos representan a la élite visible de los contactados.
Los primeros formados
Antes de hablar de los primeros contactados, cabría hablar de los
primeros formados, aquellos que fueron puestos por seres superiores
sobre la superficie del planeta Tierra, programados para engendrar
allí a una nueva raza de seres
inteligentes: nosotros.
De ello nos hablan las referencias bíblicas a Adán y Eva, en que un
ser superior crea a los primeros padres de la especie humana; los
relatos del Popol Vuh, el libro sagrado de los quichés, de la gran
familia maya, según el cual los poderosos del cielo deciden crear
sobre la superficie terrestre a un muñeco de inteligencia
restringida -nosotros-; el relato conocido por el "Espejo de Izanami",
con el que los japoneses explican el descenso, en tiempos remotos,
de una pareja celeste que procrea sobre el planeta Tierra y deja en
él a sus hijos varón y hembra para que crezcan y se desarrollen
hasta llegar a formar la nación nipona; y las pinturas rupestres
conocidas por "wandjinas", que son, en los montes Kimberley
australianos, las únicas pinturas no trazadas por mano humana, sino
directamente por los dioses que en épocas remotas descendieron para
proporcionar alimento a los nativos ¿los "primeros contactados" en
sentido estricto? , antes de transformarse en serpientes míticas,
ascender al cielo y moverse allí en forma de luces que pueden verse
a gran altura ¿los primeros "Objetos Volantes No Identificados" en
sentido estricto?; etc.
Los primeros contactadores
Entre los primeros rollos recuperados en 1947 de las cuevas de Qumran, junto al Mar Muerto, nos llama la atención el del
Génesis Apocrifon, denominado Manuscrito de Lamech antes de haber sido
desenrollado. En él se cuenta cómo Lamech, padre de Noé, vuelto a
casa tras larga ausencia, se encuentra con la sorpresa de que su
mujer, Bathenosh, había dado a luz a un niño que no acababa de
cuadrar en la familia. Su mujer le asegura que el niño no es hijo de
ningún extraño ni de ninguno de los "Hijos del Cielo", como nos lo
relata el propio Lamech de acuerdo con el texto del Libro de Enoch:
"Yo he puesto en el mundo a un hijo, diferente a los otros; no es
como los hombres, sino que parece un hijo de los mensajeros del
cielo."
Esta comparación que
hace Lamech parece indicar que él, o incluso la gente de la época,
estaban familiarizados con las características o peculiaridades que
presentaban estos "hijos de los mensajeros del cielo", que por lo
tanto habrían efectuado frecuentes visitas a los humanos de la
época, que podríamos entonces considerar como de los primeros
humanos contactados por seres superiores descendidos de las alturas.
Producto de las primeras contactaciones: los gigantes
En otro pasaje de su legado, Enoch nos habla ya de la unión de los
celestes con las hijas de los hombres:
"Y los mensajeros, hijos de
los cielos, se dijeron entre ellos: 'Vamos, escojamos mujeres entre
los hijos de los hombres y
engendremos hijos.'"
De estas uniones siempre de acuerdo con el
Libro de Enoch las hijas de los hombres, que podemos considerar
primeras contactadas íntimas, "concibieron y pusieron en el mundo
grandes gigantes". Este relato que queda
confirmado por otros pasajes del Génesis , tiene sus similitudes con
las narraciones tradicionales de los orígenes de otros muchos
pueblos del planeta.
En todos los casos, los varones de estos coitos cósmicos son de
origen extraterrestre, mientras que las hembras que dan a luz a los
gigantes o "seres diferentes" son humanas, terrestres, contactadas.
El contactado Lot
Bien conocido es el pasaje bíblico que refiere la destrucción de
Sodoma y Gomorra, circunstancia que convierte al patriarca Lot en
uno de los primeros contactados con nombre conocido. Se conjugan en
este pasaje los factores de venganza por parte de los "contactadores"
o emisarios descendidos de las alturas, de protección a una familia
concreta, de aviso previo del inminente arrasamiento total, de
ataque aéreo y hasta de una posible cuenta atrás, ya que Lot y su
familia disponen de un plazo muy breve e improrrogable para
abandonar la ciudad a fin de salvar sus vidas.
Pero vayamos al texto bíblico:
"Cuando los dos
emisarios llegaron por la tarde a Sodoma, Lot estaba sentado a
la puerta de la población. En cuanto los vio, se levantó para
salir a su encuentro, se prosternó de cara al suelo y dijo: 'Por
favor, señores míos, venid a casa de vuestro siervo para pasar
la noche y lavaros los pies..'"
Los dos emisarios en un
primer momento se niegan aduciendo que dormirán en la plaza, pero a
los ruegos insistentes de Lot aceptan y entran en su casa. Al poco
rato los hombres de Sodoma llaman a Lot y le exigen que les entregue
a los dos forasteros. Lot se niega a ello, ofreciéndoles a cambio a
sus dos hijas, que aún no conocieron varón. Ante el enojo del
gentío, intervienen los dos misteriosos emisarios, asiendo a Lot y
metiéndolo en casa, al tiempo que,
"hirieron de ceguera a los hombres
que habían permanecido fuera de la entrada de la casa, de forma que
no pudieron llegar a hallar la entrada."
Obsérvese que es éste uno de los casos en que el texto bíblico
denota que los emisarios o ángeles que proceden de las alturas
pueden ser absolutamente semejantes a nosotros, ya que sin más los
llaman 'hombres'
"dijeron a Lot:
'Vamos a destruir este lugar: grande es el clamor contra sus
habitantes en la presencia de Yahveh, y Yahveh nos ha enviado
para exterminarlos.'" (...) "
Al despuntar el alba, y
dado que Lot se hacía el remolón, los dos hombres lo tomaron de la
mano, así como también a su mujer y a sus dos hijas, y por compasión
de Yahveh hacia él, le hicieron salir y lo dejaron fuera de la
ciudad.
Mientras lo sacaban, dijeron:
"¡Sálvate, por tu
vida! No se te ocurra mirar atrás ni te entretengas en ningún
lugar de la llanura. ¡Sálvate en la montaña, no fuera caso de
que murieras!" Poco después, "Yahveh hizo llover sobre Sodoma y
Gomorra azufre y fuego que venían de Yahveh desde el cielo. Y
destruyó estas ciudades y toda la llanura con todos los
habitantes de las ciudades y las plantas de la tierra. La mujer
de Lot miró hacia atrás, y se convirtió en una estatua de sal."
(Esta circunstancia hizo apuntar a algunos estudiosos la
hipótesis de que se produjo allí una auténtica explosión
nuclear.)
"Abraham fue muy de
mañana al lugar en que había estado en presencia de Yahveh. Miró
hacia Sodoma y Gomorra y toda la llanura, y vio la humareda de
la tierra que subía como la humareda de un horno."
El contactado Moisés
El libro del Éxodo nos ofrece uno de los casos de contacto
extraterrestre más decisivos para la marcha de la Humanidad. El
contactador, Yahveh, se desplazaba a voluntad en un vehículo aéreo:
"Yahveh iba delante de ellos, de día en una columna de nube para
mostrarles el camino, y de noche en una columna de fuego que los
iluminaba, para que pudieran caminar día y noche."
Inmediatamente se
hace patente la intervención de Yahveh que por su carácter
marcadamente sanguinario jamás puede ser identificable con la noción
de Dios en defensa de los hijos de Israel (con la finalidad de que
le admiren, teman y estén, por ende, a su servicio), masacrando
implacablemente a los egipcios.
Y queda patente el
contacto directo de este desconocido vengador celeste con el
caudillo de los israelitas, Moisés, al decirle Yahveh:
"Extiende la
mano sobre el mar, que las aguas vuelvan sobre los egipcios, sobre
sus carros y sobre sus conductores."
Moisés extendió la mano sobre
el mar, y hacia la mañana el mar regresó a su lugar, y las aguas
sorprendieron aquí el ensañamiento de Yahveh llega a sus cotas
máximas a los egipcios que huían.
El que Moisés fue en el siglo XVI antes de JC un hombre-contacto,
queda claramente confirmado en el siguiente pasaje bíblico:
"Yahveh les dijo
acto seguido a Moisés, a Aharon y a María: 'Acudid los tres a la
entrada del oráculo'. Y los tres fueron. Entonces Yahveh
descendió en la columna de nube, se colocó a la entrada de la
tienda y llamó a Aharon y a María. Y los dos salieron.
Y les dijo:
'Escuchad mis palabras: si entre vosotros dos hubiera un profeta
de Yahveh, me mostraría a él en visión, le hablaría en sueños.
No sucede así con mi siervo Moisés; él es el hombre de confianza
de toda mi casa. Yo le hablo cara a cara, en visión y no en
enigmas; él contempla la imagen de Yahveh."
El libro del Exodo sigue
corroborando plenamente este extremo:
"Yahveh dijo a
Moisés: 'Acudiré a reunirme contigo dentro de una nube espesa,
para que el pueblo pueda darse cuenta de cuando hablo contigo y
crea aún más en ti.'"
Pero Yahveh advierte del
peligro que supone aproximarse a su 'nave':
"Además, márcale al
pueblo un límite alrededor de la montaña y adviérteles: 'Guardaos
de subir a la montaña y de tocar su base. Quien toque la montaña
morirá.'"
Y, efectivamente, Yahveh
subió a bordo de la nube para desplazarse hasta Moisés:
"Al tercer día, de
madrugada, hubo encima de la montaña truenos y rayos y una nube
espesa, acompañados de un fuerte resonar de trompeta."
(...) "La montaña
del Sinaí humeaba toda ella, porque Yahveh había bajado sobre
ella con fuego."
(...) "Entonces
Yahveh llamó a Moisés a la cumbre de la montaña, y Moisés
subió."
(...) "El pueblo se
mantenía lejos, mientras Moisés se acercó a la oscuridad en la
cual se hallaba Yahveh."
Y ya su estancia
prolongada dentro de la nube-nave de Yahveh:
"Moisés entonces
subió a la montaña. Entonces una nube cubrió la montaña, y la
gloria de Yahveh se estableció encima de la montaña del Sinaí.
La nube la cubrió durante seis días, y, al séptimo día, Yahveh
llamó a Moisés desde el interior de la nube. El aspecto de la
gloria de Yahveh era a los ojos de los israelitas como un fuego
abrasador en la cima de la montaña. Moisés penetró en medio de
la nube y subió a la montaña, y permaneció en la montaña durante
cuarenta días y cuarenta noches."
La primera abducción:
el contactado Elías
El profeta Elias nos brinda en el siglo IX antes de JC la
primera narración conocida dentro de los textos bíblicos en que el
contactado es abducido por un objeto volante no identificado. Pero
no hace falta interpretar el texto, sino que una vez más es
suficiente con leerlo simplemente tal y como nos lo transmiten las
Escrituras:
"Cuando Yahveh quiso
hacer subir a Elías al cielo en una turbonada, Elías y Eliseo
marcharon hacia Galgala." De Galgala fueron a Bet-El, de aquí a
Jericó, y de allí al Jordán. Tanto en Bet-El como en Jericó, los
profetas del lugar le dijeron a Eliseo:
"¿Sabes que hoy
Yahveh quiere llevarse a tu señor por los aires, por encima de
tu cabeza?", con lo cual confirmaron que se trataba de un
encuentro con abducción previamente anunciada y acordada.
La historia termina
así, literalmente, junto a la orilla del río Jordán:
"Mientras iban
caminando y hablando, un carro de fuego con caballos de fuego
separó al uno del otro, y Elías ascendió al cielo en la
turbonada. Al verlo Eliseo, gritó: '¡Padre mío, padre mío, carro
de Israel y su conductor!'."
Ya sé que no encaja lo
del carro de fuego con caballos de fuego, pero ¿qué otra forma de
describir a un "vehículo" volante que transporta a una persona,
tenía un testigo que no tenía la más remota idea de lo que era un
aparto volante
fabricado por alta tecnología por seres inteligentes, si no era
comparándolo con lo que él conocía como medio de transporte: un
carro tirado por caballos?
Posiblemente de una forma similar abandonara mucho tiempo antes
nuestro planeta uno de los personajes más intrigantes que lo
pisaron, cual fue el padre de Matusalén, Henoc. Cuenta el texto
bíblico:
"Henoc vivía con
Dios, y desapareció, porque Dios se lo llevó."
El contactado Isaías,
precursor de Alber Einstein: nueva abducción
No estará de más recordar aquí otro texto bíblico, cual es el
escrito apócrifo titulado Visión de Isaías, que relata cómo el
profeta Isaías, en el siglo VIII antes de JC, duda de la veracidad
de su fe en la grandeza del Todopoderoso, por cuya razón es
contactado e invitado a subir al cielo. Al ver allí la majestad del
llamado Creador, Isaías se arrepiente de sus dudas. El emisario que
le había conducido al cielo se disponía a acompañarle de regreso a
la Tierra. "¿Por qué tan pronto?" suplicó el profeta . "No llevo más
de dos horas aquí." "Dos horas no: treinta y dos años", rectificó el
emisario, advirtiéndole, sin embargo, que estos treinta y dos años
no habían transcurrido para él: vuelto a la Tierra tendrá la misma
edad que tuvo al partir.
Tenemos aquí un ejemplo de aplicación práctica de la teoría de la
relatividad. Pero, ¿cómo la podía conocer el autor del apócrifo,
escrito antes del siglo III de nuestra era? La pregunta no es
capciosa ni ligera. Poco importa que la Iglesia reconozca la
autenticidad o no de este texto apócrifo. Poco importaría incluso en
este caso el que Isaías ascendiera realmente a algún punto externo a
la atmósfera terrestre o no. Poco importaría para esta pregunta el
que efectivamente realizara este asombroso viaje espacial. Porque lo
que realmente es inquietante en este texto y que alguien me lo
aclare si puede es cómo un autor que vivió antes del siglo III de
nuestra era, era capaz de poner un ejemplo práctico de aplicación de
la teoría de la relatividad formulada por Albert Einstein en
nuestros días.
El contactado Habacuc y su fugaz viaje aéreo
Relata el texto bíblico del libro del profeta mayor
Daniel otro
curioso caso de contacto:
"Vivía en Judea el profeta
Habacuc, que
había preparado un cocido, había untado pan en una cazuela, y salía
al campo para llevárselo a los segadores. El emisario del Señor le
dijo: 'Lleva la comida que aquí tienes a Babilonia, a Daniel, dentro
de la cisterna de los leones.' Habacuc respondió: 'Señor, ¡yo no he
visto nunca Babilonia, ni conozco la cisterna!' El emisario del
Señor lo tomó por la coronilla y, asiéndole de los pelos por los
aires, lo dejó en Babilonia sobre la cisterna, con la fuerza de su
ala. Habacuc gritó: '¡Daniel, Daniel, toma la comida que Dios te
envía!' Y Daniel dijo: 'Has pensado en mí, oh Dios, y no has
abandonado a los que te quieren.' Daniel se levantó y comió. Y el
emisario del Señor devolvió inmediatamente a Habacuc a su lugar."
El contactado Daniel
Ya poco antes los protectores celestes de Daniel le revelaron a
éste con pelos y señales las características de los próximos
reinados en la zona. Evidenciaban con ello que su intervención podía
encauzar los destinos de los países, y esta
situación se ha venido prolongando a lo largo de la historia de la
humanidad hasta nuestros días. El profeta Daniel nos describe a sus
'contactos' de esta forma tan poco divina y, en cambio, tan
tecnológicamente avanzada:
"El día 24 del mes
primero, mientras me hallaba a orillas del gran río" se refiere
al Tigris "alcé los ojos y vi a un hombre vestido de lino, con
el dorso ceñido de oro de Ufaz. Su cuerpo era como el crisólito;
la cara, como el fulgor del relámpago; los ojos, como antorchas
de fuego; los brazos y las piernas, como el reflejo del bronce
pulido; el sonido de sus palabras, como el murmullo de una
multitud." (...)
"Mientras así me
hablaba, bajé la cabeza sin decir nada; y como una semejanza de
mano de hombre me tocó los labios." (...)
"Nuevamente la apariencia humana me tocó y me confortó."
Más adelante, Daniel nos
relata que este misterioso personaje humanoide no estaba solo:
"Y yo, Daniel, vi a
otros dos que estaban de pie, uno en esta orilla del río y el
otro en la otra orilla del río. Y le hablé al hombre vestido de
lino que se hallaba por encima del agua del río: '¿Hasta cuándo,
el fin de las cosas extraordinarias?' Y oí al hombre vestido de
lino que estaba encima del río: 'Todas estas cosas se acabarán
cuando se haya acabado el poder del que oprime al pueblo
santo.'"
Insisto: ¿quién es ése,
a quien tanto le interesa intervenir en nuestra historia?
El contactado Ezequiel
Tiempo después, en el siglo VI antes de JC, el
profeta Ezequiel
tuvo un encuentro similar junto al río Quebar, cerca de Babilonia,
quedando descrito en su libro uno de los más detallados testimonios
de encuentros cercanos con objetos volantes no identificados que
podemos encontrar en los tiempos antiguos. No hay espacio aquí para
reproducir su extensa descripción, que finaliza con esta indicación
de que hubo un "contacto":
"Y lo ví, y caí
sobre mi rostro, y oí la voz de uno que hablaba. Me dijo: 'Hijo
de hombre, levántate, que quiero hablarte.'"
Del relato de Ezequiel
se desprende claramente que se trata de la descripción detallada del
descenso de un aparato volante que se dirige hasta el lugar en el
que se halla el profeta, se detiene allí junto a él, momento en el
que uno de sus tripulantes (o acaso el único) se dirige al profeta
para entablar una conversación. El estudio más serio y autorizado de
cuantos se han efectuado del fenómeno observado y descrito por
Ezequiel es indudablemente el que llevó a cabo
Josef F. Blumrich,
ingeniero jefe responsable de la Oficina de Construcción de
Proyectos de la NASA, agencia que le concedió en 1972 la medalla
para Servicios Excepcionales.
El resultado de sus
investigaciones fue no sólo la afirmación rotunda y categórica de
que Ezequiel vio efectivamente una nave espacial, sino la
descripción total y compleja de la misma. Afirma que encontró todos
los elementos para la rediseñación del aparato, en los textos
bíblicos. Tanto es así, que llegó a patentar en los Estados Unidos,
para aplicaciones tecnológicas actuales, la especial configuración
de la famosa "rueda en rueda" que cita el texto bíblico de
Ezequiel.
Maya, contactada para dar a luz a Buda
Por aquellos mismos años, en el siglo VI antes de JC, en tierras
situadas mucho más al Este, en las estribaciones inferiores del
Himalaya, una mujer debidamente preparada para ello Maya , concibe a
un ser que nace sin padre terrestre. La mujer había formulado voto
de castidad, habiendo conseguido que su marido, Suddhodana, no la
obligara a cumplir los deberes conyugales, al igual que sucedería
algo más de medio milenio más tarde con María y José. Además, al
igual que en el caso de ésta, los dioses velaban por Maya y por el
precioso embrión que habría de ser el Buda. Si bien en el caso de
Maya el contacto se diluye más en la indefinición, las
circunstancias que rodean todo el nacimiento de Buda y que aquí una
vez más por razones de espacio no tienen cabida indican con claridad
que se trataba de una orquestación muy similar a la que tuvo lugar
en Palestina siglos más tarde, como inmediatamente pasaremos a ver.
Dos contactadas de excepción: María y su madre Ana
Las ayudas externas fueron sucediéndose a lo largo de la vida de
María. Por ejemplo, leemos en el Evangelio del Pseudo Mateo que
cuando María sentía dolores de parto,
"apareció ante los viajeros un
hermoso niño que lucía una espléndida
vestidura." (...)
"Y mandó el emisario parar la caballería, porque
el tiempo de dar a luz se había echado ya encima. Después mandó a
María que bajara de la cabalgadura y se metiera en una cueva
subterránea, donde siempre reinó la oscuridad, sin que nunca entrara
un rayo de luz, porque el Sol no podía penetrar hasta allí. Mas en
el momento mismo en que entró María, el recinto se inundó de
resplandores y quedó todo refulgente como si el Sol estuviera allí
dentro.
Aquella luz divina dejó la cueva como si fuera al mediodía. Y,
mientras estuvo allí María, el resplandor no faltó ni de día ni de
noche."
Como puede apreciarse, una cueva debidamente preparada: el
emisario les dice que tienen que penetrar precisamente en ella.
Pero retrocedamos a la infancia de la propia madre de Jesús y aún
más, a su misma concepción. Resulta que Ana, la madre de María, ya
concibió a ésta gracias a la intervención de seres procedentes de
fuera de este planeta. Leemos en el
Evangelio del Pseudo Mateo que Joaquín, después de vivir veinte años
de matrimonio con Ana, no tuvo de ella hijos ni hijas. Avergonzado,
un buen día se marchó lejos, a la montaña, sin siquiera despedirse
de Ana.
Hasta que,
"un joven
apareció en las montañas en que Joaquín apacentaba sus rebaños, y le
dijo: 'Baja de las montañas y vuelve al lado de tu esposa, a quien
encontrarás encinta, porque Dios ha suscitado progenitura en ella, y
su posteridad será bendita." Dicho lo cual, "el emisario se elevó
hacia el cielo".
Nacida de forma tan peculiar
María, y destetada al
tercer año, Joaquín y Ana la confiaron a la pequeña congregación de
vírgenes que pasaban el día y la noche glorificando a Dios. A partir
de este momento, María, la futura madre de Jesús, es visitada
permanentemente por los mensajeros, que no la pierden de vista y la
mantienen en condiciones óptimas para su futura misión:
"Desde entonces en
adelante consumía todo el tiempo en oración hasta que se dejaba
ver el emisario del Señor, de cuyas manos recibía el alimento."
(...)
"Cada día usaba
exclusivamente el alimento que recibía de manos del emisario..."
(...)
"A menudo se veía a
los emisarios conversar con ella, y obedecerla con el afecto de
verdaderos amigos."
Más adelante, cuando un
buen día José regresa junto a María después de haber estado
trabajando de carpintero en Capernaum durante meses, y encuentra a
su mujer encinta, las doncellas que habían estado haciendo compañía
a María aplacan su desesperación:
"Nosotras sabemos
que ningún hombre la ha tocado..." (...)
"A diario un
emisario conversa con ella, y a diario recibe su alimento de
manos de ese emisario." (...)
"Y, si quieres que
te declaremos nuestras sospechas, nadie la ha puesto encinta,
sino es el emisario del Señor."
¿Cabe caso de contacto
más directo que el que nos narra este Evangelio del Pseudo Mateo? El
resultado de tal contacto es sobradamente conocido.
El contactado Mahoma
Si entre el caso de contacto de Maya, la madre de Buda, y de
María,
la madre de Jesús, han pasado algo más de quinientos años, vuelven a
transcurrir otros tantos entre el contacto vivido por María y el
siguiente en importancia. El
contactado es en esta ocasión un hombre realmente extraordinario,
Muhammad Ibn Abdallah, analfabeto como la inmensa mayoría de los
habitantes de La Meca.
Próximo a cumplir los 40 años, este hombre es contactado para ser
convertido en el profeta Mahoma. El contacto se produjo una serena
noche del 17 de Ramadán del año 609 de la era cristiana, mientras Muhammad estaba entregado a la meditación, aislado en una gruta del
Hira, cerca de La Meca, momento en que se le apareció un emisario
descendido del cielo que le dijo:
"Yo soy Gabriel, el
emisario enviado por Dios para comunicarte que has sido elegido
para que le anuncies a la Humanidad su mensaje revelado."
Salpicado está el
mensaje revelado del Corán de ejemplos de mensajeros que descienden
de las alturas. Demasiado recadero volante aparece pues también
aquí, en el origen de la fe islámica, que en el curso de quince
siglos se ha afianzado en el tercer lugar del ranking mundial de las
grandes religiones, detrás de los budistas y de la Iglesia católica.
700 millones de personas creen hoy que Al'lah del que sólo tienen
noción a través de lo que predicó un humano, Muhammad Ibn Abdallah,
en base a lo que le dictó un mensajero volante, Gabriel, se
identifica con la esencia de Dios. Realmente, los Poderosos del
Cielo son hábiles psicólogos.
El contactado Jonathan Swift
Otro tipo de contacto es el que nos ofrecen de forma indirecta
escritores como por ejemplo Jonathan Swift o Julio Verne.
En sus Viajes de Gulliver, en el capítulo 'Viaje a Laput', Jonathan
Swift, el singular "cura loco", deán de San Patricio, en Dublín, da
a conocer singulares datos astronómicos correctos, que en su siglo
nadie conocía aún. Gulliver, el personaje por cuya boca habla Swift,
afirma que dichos datos los obtuvo de unos individuos que tripulaban
una isla volante, redonda y resplandeciente, gobernada a voluntad
por sus tripulantes recurriendo al magnetismo.
Dichos tripulantes le
comunican a Gulliver la existencia, en órbita alrededor de Marte, de
dos satélites minúsculos, imposibles de ver a simple vista. Insisto:
nadie conocía la existencia de los satélites de Marte en el momento
en que se publicaron los Viajes de Gulliver, en el año 1727. Los
satélites de Marte, exactamente dos y además pequeños, fueron
descubiertos para la ciencia oficial por el astrónomo Asaph Hall en
el año 1877, desde el observatorio de Washington. Ciento cincuenta
años después de ser descritos por Jonathan Swift.
El contactado Julio Verne
Otro caso comparable al de Jonathan Swift es el del también
novelista Julio Verne. En su obra De la Tierra a la Luna avanza
notables coincidencias con los vuelos tripulados que el hombre
realizaría cien años más tarde. Veamos algunas:
En la novela de
Verne, los viajeros a la Luna, tres, al igual que los
tripulantes de las futuras cápsulas Apolo, son lanzados desde la
península de Florida, en los Estados Unidos, desde un lugar que
dista solamente 200 Km. de Cabo Cañaveral, en la misma Florida.
En la novela de Verne, los protagonistas dudan inicialmente si
efectuar el lanzamiento desde Florida o desde el litoral
meridional de Texas.
Y si la NASA lanza
las cápsulas Apolo desde Florida, instaló su mundialmente famosa
central de operaciones precisamente en Houston, en el litoral
meridional de Texas. La duración del viaje de la Tierra a la
Luna es, en la novela, de tres días, exactamente la duración del
viaje real efectuado por los astronautas americanos cien años
más tarde. De regreso a la Tierra, la cápsula de los tres
intrépidos viajeros de la novela cae en el océano Pacífico, en
donde un navío estadounidense los rescató. Y la cápsula que
efectuó el primer vuelo humano a la Luna, Apolo 8, rescatada
igualmente por un navío estadounidense, cayó también en el
Pacífico, apenas a dos millas y media de distancia del lugar
indicado en la novela de Julio Verne.
Una diana sin
discusión, si consideramos que la superficie del océano Pacífico
es de 166 millones de Km. cuadrados. Más: el comandante de la
cápsula Apolo 8, en una carta enviada al nieto de Julio Verne,
en la que califica a éste de "uno de los grandes adelantados de
la era del espacio", escribe:
"Nuestra nave espacial fue lanzada
desde Florida, al igual que la de Barbicane, y tenía el mismo
peso y la misma longitud que aquélla."
El primer vuelo humano a
la Luna imaginado (?) por Julio Verne partió en diciembre de un
año indeterminado de la década de los 60 del siglo pasado.
El primer vuelo
humano tripulado a la Luna se realizó cien años más tarde, y
efectivamente en el mes de diciembre de un año de la década de
los 60: fue el 21 de diciembre de 1968 cuando el el Apolo 8 los
primeros tres hombres llegaron a la Luna, la orbitaron y
regresaron a la Tierra, amerizando en el Pacífico... Tal vez
Julio Verne se acercó excesivamente a la realidad para que todo
no fuera más que una coincidencia casual.
Los ejemplos de Jonathan Swift, de
Julio Verne y de muchos otros no mostrados aquí nos
colocan sobre una pista. ¿De dónde obtuvieron sus datos? Entre las
varias posibilidades, no cabe perder de vista ésta: que alguien no
perteneciente a nuestra especie humana terrestre nos pudiera
inocular determinadas ideas. Sería una forma de contacto, de
manipulación y de encauzamiento tan inadvertida, como grave y
posible.
Caudillos contactados
Otro estilo de contacto lo brindan las biografías de distintos
líderes de la antigüedad, de los que si bien no se tiene noticia de
contactos directos con seres extrahumanos, sí quedan patentes
intervenciones inteligentes procedentes de las alturas, por lo
general en favor de los respectivos líderes.
Recordemos como ejemplos
los casos:
-
de Aulio Postumio,
que vio apoyada en el año 498 antes de JC su batalla contra
Tarquino y Octavio Manilio, junto al lago Regilo, por la
repentina presencia de dos extraños jinetes de estatura superior
a la humana, que se pusieron a la cabeza de las tropas de Aulio
Postumio y dieron la vuelta a la batalla, en favor de Postumio;
-
de Alejandro
Magno, al que varios escudos volantes en formación
triangular propiciaron con su decidida intervención el asalto y
toma de Tiro, en el año 322 antes de JC;
-
de César,
cuya vida se ve salpicada de apariciones sobrehumanas, entre las
que destaca el objeto ígneo que cayó del cielo para precipitarse
sobre el campamento de su adversario Pompeyo, en el año 48 antes
de JC, para decidir la victoria finalmente a favor de César;
-
de Constantino el
Grande, que obtuvo la victoria sobre Majencio y se convirtió
al cristianismo, en el año 312, después de hacer acto de
presencia sobre sus tropas un enorme objeto volante no
identificado en forma de cruz o de espada;
-
de Carlomagno,
finalmente, cuyas tropas superaron el asedio a su castillo de
Sigisburg, al que les estaban sometiendo los sajones, gracias a
la aparición inesperada de dos escudos volantes a baja altura
sobre el castillo, que hicieron huir despavoridos a los sajones
que, además, se convirtieron al cristianismo por esta aparición
celeste.
Cabría hablar aún del
contenido de las epopeyas del
Mahabharata y del
Ramayana, de los
conocimientos imposibles de
los dogones, en Malí, del éxodo de los
Aztecas, calcado del de los israelitas, y de tantos otros ejemplos
de contactos con fenómenos extrahumanos inteligentes en la
antigüedad. Pero una vez más, la casuística es muchísimo más amplia
que el espacio disponible para reflejarla.
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