por Comandante Clomro
25 de noviembre de 2000
de
RevelacionesReveladoresCosmos
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La ignorancia humana siempre ha sido más que suficiente para que
debiera ser erradicada del planeta, como primer propósito de todo
gobierno, para que la sociedad funcione mejor. Sin embargo, siempre
se supo que ella es necesaria, útil y favorable a los gobiernos para
manejar a los pueblos. Por lo tanto, vemos la diferencia entre la
teoría política del logro de una mejor sociedad mediante un mejor
ciudadano, y la práctica pseudopolítica del logro de una peor
sociedad mediante un peor ciudadano, siendo que esa sociedad peor es
manipulable, controlable, utilizable, esclavizable y redituable para
quienes tienen el poder.
Pretender que una nación o que un mundo puedan deshacerse de la
ignorancia estando bajo el poder de quienes procuran mantenerla, no
es posible para los pueblos ni es permisible para sus gobernantes.
Cuando las personas menos ignorantes quieren iluminar las mentes más
oscuras, se dan cuenta de que el eclipse provocado por los poderes
que favorecen la ignorancia contrarresta toda luz que se pretenda
brindar. Se llega a la conclusión de que no hay que darle
conocimiento a quien no lo pueda asimilar.
Historia y perspectivas futuras
La humanidad ha tenido, durante milenios, sus diversos transmisores
de conocimiento para la iluminación del ser, y ninguno de ellos ha
pretendido que su mensaje llegara a todo el mundo. Tanto se tratara
de humanos en grado superior de conciencia, como de enviados a la
Tierra procedentes de otros mundos o dimensiones, ninguno vino a
producir modificaciones radicales en el agónico proceso decadente de
la humanidad. Más aun, hasta han anunciado las penurias a sufrirse
hasta que el ciclo de la actual humanidad concluya, sin que el
conocimiento revelado llegara a ser patrimonio de todos desplazando
a la ignorancia. Es decir, esos mensajeros de conocimiento cósmico,
espiritual, no vinieron a arreglar el mundo, a poner fin a la
ignorancia, a dignificar la existencia e implantar la justicia.
Vinieron a decirnos que todo seguirá igual hasta que termine, y que
a lo sumo podrán encontrar la luz aquellos pocos que serán los "elegidos"
entre todos los llamados.
Ante semejante diagnóstico, surge la consecuente resignación a que
nadie vendrá de más allá de la atmósfera a poner remedio a los males
del mundo. Que los extraterrestres seguirán sobrevolando el planeta,
observando, contactando a unos pocos para dar sus agoreros mensajes
de los famosos tres días de oscuridad, de las catástrofes para las
que habrá que prepararse, de la evacuación de los elegidos...
Mientras que al resto de la humanidad seguirán sin transmitirle
mensaje alguno, pudiendo hacerlo si quisieran, dada la tecnología de
que disponen. No quieren intervenir en el destino de la humanidad,
porque la ley a la que obedecen les impone no interferir en la
evolución de las humanidades atrasadas, que deben buscar por sí
mismas su perfeccionamiento. No importa -no les importa, parece ser-
si esas humanidades, en realidad, no es que estén atrasadas, sino
que son vestigios de civilizaciones avanzadas destruidas.
Que poseen
en los genes y en las memorias extracerebrales -en el espíritu- un
conocimiento superior, archivado, bloqueado. Que ese bloqueo les fue
producido mediante ingeniería genética, por agentes conspiradores
contra la normal evolución, que condujeron a la ignorancia a seres
con conocimiento, impidiéndoles utilizarlo. No parece importarles a
los extraterrestres que pasan en sus naves, que esta humanidad está
como está por lo que le ha sido hecho, y que eso debiera ser
reparado por alguien de afuera, ya que desde afuera es que fue
operado el gran daño. Pero la mayoría de los mensajeros
extraterrestres no hacen mención de tal conspiración de que ha sido
objeto la especie humana. Y les dicen a los contactados, que
nosotros debemos arreglárnoslas como podamos, porque hemos sido
nosotros los causantes de todo lo malo que nos pasa. Que ellos no
pueden hacer nada por nosotros, porque es contra la ley cósmica de
la evolución autónoma de los mundos…
¿"No-interferencia" o no-revelación de la verdad?
Si la autonomía de la humanidad no fue permitida, porque desde
afuera hubo quienes vinieron a interferir sometiendo a los seres a
la ignorancia, debería haber alguien de afuera que viniera a liberar
a las víctimas de esa conspiración. Y no dejarlas sufriendo lo que
se les ha hecho, con el pretexto de que "no se debe interferir". Esa
liberación requeriría, ante todo, la revelación de una verdad que en
la mayoría de los mensajes extraterrestres sospechosamente se omite:
que aquí o algo ha fallado, o que en realidad no es falla, sino un
propósito maquiavélicamente bien orquestado para que todo funcione
anormalmente. En la mayoría de los mensajes extraterrestres se da a
entender que no hay ninguna falla, sino que hasta en los hechos más
catastróficos y las injusticias humanas más atroces, "el plan divino
se cumple al pie de la letra". Que todo lo aparentemente negativo
que sucede "es parte natural de la evolución".
Muchas personas no aceptan que lo dicho en tales mensajes pueda ser
veraz, que esto pueda ser parte de un plan divino, de una natural
evolución. Tales personas pueden preguntarse si los extraterrestres
están diciendo tal cosa porque pretenden mantener en el engaño a la
humanidad, para que persista el proceso de su decadencia, o si será
porque la humanidad no está preparada para escuchar que aquí no rige
ningún plan divino y ninguna natural evolución. Y que, en tal caso,
conviene decirle lo que quiere escuchar. Para que todo parezca estar
en orden y no haya motivo de alarmarse. Después de todo, cuando todo
el teatro del engañoso mundo termine alguna vez, ya habrá tiempo,
millones de años de tiempo, para que las víctimas de esta experiencia anormal
descubran que todo fue una farsa, un proceso
fuera del orden universal, durante el cual había sido conveniente
que no supieran la verdad, para que sufrieran menos. Para que la
ignorancia permitiera, al menos, una cuota de dicha en el diario
existir, manteniendo un cierto grado de paz, de frecuencia
vibratoria no tan baja; mientras que la revelación de la verdad
generaría conflictos, inestabilidad, peligro de bajar de frecuencia
y provocar males mayores que los existentes.
Reveladores
Sin embargo, aunque hay en el cosmos quienes piensan así,
manteniendo a la humanidad en los goces de la ignorancia,
transmitiendo mensajes que no cometan el error de revelar nada que
provoque algún conflicto, parece ser que allá arriba no todos
piensan lo mismo. Hay ciertos tipos de seres que sí han venido a
revelar que aquí las cosas no responden a ningún plan divino, a
ningún orden cósmico natural y normal, y que ha existido una
conspiración operada por mentes cósmicas enfermas que generaron los
males del mundo. Que la negatividad no sólo no es necesaria como
escuela de evolución de la conciencia, sino que hasta es contraria a
las posibilidades de evolución del ser. Por lo cual ha sido empleada
para corromper a los habitantes de mundos como la Tierra, y no para
que evolucionen. Los seres que en sus mensajes han transmitido esa
información, sin embargo, tampoco parecen empeñados en efectuar
transmisiones masivas, permaneciendo en sus selectivos y limitados
contactos con algunas personas receptoras.
Vemos, entonces, dos clases de mensajes:
Unos parece ser que no están
interesados en que se sepa lo ocurrido, o tal vez están interesados
en que, directamente, no se sepa. Los otros, parecen interesados en
que cierta gente lo sepa. Pero en ambos casos, la coincidencia es
que ni los unos ni los otros consideran que la humanidad, en su
totalidad, deba enterarse de la verdad. Por lo menos no en el actual
ciclo decadente de la civilización. Se habla del advenimiento de un
"Nuevo Hombre", una "Nueva Tierra", una "Nueva Era", con un grado de
conciencia que podrá comprender muchas cosas que recién entonces,
tal vez, sean reveladas.
Qué puede pasar con una revelación masiva
Mientras tanto, ¿qué hacer con las revelaciones aisladas,
selectivamente efectuadas a ciertos individuos, si no es conveniente
que todo el mundo las conozca? ¿Qué pude hacer un individuo de esos,
con información reveladora, que le ha llegado de extraterrestres que
prefieren decir la verdad en vez de omitirla en sus mensajes? Si tal
verdad no es para todos, sino para algunos, ¿no irá contra ciertos
planes cósmicos el hecho de transmitirla por medios masivos? ¿No
causará conflictos en quienes puedan escucharla? ¿Qué sentido tiene
transmitirla si, de todos modos, el mundo seguirá su curso? ¿O acaso
es una verdad tan evidente que es capaz de cambiar el curso del
mundo, y por eso vale la pena transmitirla?
Para saber qué tan posible es que una verdad llegada del cosmos,
cambie el destino de la humanidad, veamos en qué les ha cambiado el
destino a ciertas personas el descubrimiento de ciertas verdades
transmitidas por extraterrestres. Luego de ser efectuada la referida
transmisión por parte de esa clase de extraterrestres que revelaron
lo que los de la otra clase no dijeron, los mensajes fueron
difundidos, muchos los aceptaron como ciertos, pero sólo una mínima
parte de esa gente se hizo activamente retransmisora de tal
información. Podría pensarse que una tal verdad es suficiente para
movilizar a cualquiera a ir contra la corriente del mundo y contra
los molinos de viento, para que todos la escuchen. Sin embargo, esto
no suele suceder en la mayoría de los casos. La mayoría de los que
se dan cuenta de que, al descubrir la trama oculta de la historia y
prehistoria de la humanidad, pasan a ser individuos diferentes, y
temen ser descubiertos como tales, por lo que se abstienen de hablar
de lo que han descubierto.
Pretendiendo pasar inadvertidos en la
sociedad, hacen que la verdad que les ha sido revelada pase
inadvertida por muchos que podrían enterarse si la compartieran con
ellos. Por lo tanto, esos poseedores de la revelación no han
cambiado radicalmente luego de recibirla. Siguen con sus temores,
siguen con sus precauciones para no arriesgarse a caer bajo el
juicio ajeno, siguen con sus rutinas esclavizantes, con sus vicios,
con sus defectos que ni siquiera procuran tratar de corregir. Y
siguen siendo iguales a cualquier persona que no posee el
conocimiento cósmico y espiritual del que ellos disponen. Así
demuestran que si en ellos la verdad cósmica recibida no ha tenido
más fuerza que sus miedos y que su falta de voluntad de lucha
interior, lo mismo habrá de pasar multiplicado por miles de millones,
si toda la humanidad se enterara de esa verdad oculta reservada a
unos pocos.
También hay casos de individuos que, al recibir la revelación,
tuvieron transformaciones tales, que la divulgan sin temor a lo que
digan los demás, y que han hecho procesos de perfeccionamiento
interior, que parecen dar esperanzas al mundo: si ellos pudieron
cambiar gracias a esa verdad, el mundo puede cambiar…
Pero esos casos han sido y siguen siendo una minoría, por lo que la
realidad es que las posibilidades y esperanzas de cambio para el
mundo son proporcionales a esas cantidades. Si pocos reaccionan
positivamente ante la revelación, y muchos siguen su inercia, ni la
más grande y evidente verdad tiene la fuerza suficiente para cambiar
a la mayoría de la gente y al curso del mundo. ¿Vale la pena
transmitir tal conocimiento cósmico a todos? ¿No será mejor
mantenerlo fuera del alcance de la mayoría, donde sólo puedan llegar
quienes estén a la altura de él?
Por alguna razón (o sinrazón, el tiempo lo dirá…) las informaciones
sobre la gran manipulación cósmica, transmitidas por los
extraterrestres reveladores, están siendo divulgadas en forma
paralela a las transmitidas por los extraterrestres ocultadores.
Publicadas en medios de tanto alcance como Internet, van encontrando
respuesta a favor, en contra, neutra, y en cualquiera de los tres
casos, un interrogante en común: si acaso esto es verdad, ¿por qué
los extraterrestres no lo transmiten masivamente, en vez de a sólo
algunos pocos contactados?
Los que ante esas informaciones se ubican
entre el neutro y en contra, se preguntan: ¿por qué va a ser verdad
esto, y no lo de los otros extraterrestres, que hablan de que
estamos en el plan divino y en un proceso evolutivo natural, donde
la negatividad es necesaria como escuela? Como, por parte de los
extraterrestres reveladores, no hay planes de transmisión masiva
para ser más creíbles que los ocultadores, parece ser que no les
importara quiénes de los dos lograrán más adhesión. Quizá por saber
que, aunque dando mensajes y pruebas convencieran a todo el mundo,
no lograrían que el mundo cambie. Y por lo tanto no tendría sentido
ningún plan masivo de transmisión.
Reveladores-retransmisores extraterrestres encarnados como humanos
La pregunta, entonces, es: ¿para qué una transmisión extraterrestre
selectiva, a determinadas personas, que operen una retransmisión
masiva por Internet, medios de prensa, libros, conferencias y otras
vías de información? Si muchos seres de otros mundos han tomado
cuerpos humanos, naciendo como cualquiera nace, sin ser conscientes
de su procedencia (salvo algunos casos de quienes sí lo son), se
supone que entonces los extraterrestres están aquí mismo, efectuando
la transmisión masiva como humanos, pasando inadvertidos hasta para
sí mismos. Sin necesidad de que bajen en una nave a decir las cosas,
y asusten a medio mundo.
Si tal es la estrategia de transmisión de información, podría
entenderse, entonces, por qué el mensaje llega en cuentagotas y por
qué es retransmitido con tantas limitaciones y dificultades, siendo
rechazado por la mayoría y aceptado por una minoría Se entendería
que los extraterrestres que transmiten desde el cosmos, no están
interesados en transmitir la información masivamente ellos mismos,
porque esa tarea le corresponde a los extraterrestres que reciben y
retransmiten viviendo como humanos en la Tierra. Por lo tanto,
debería entenderse que el desarrollo y crecimiento de la divulgación
mundial del conocimiento revelado no está en manos de seres que
andan en vehículos espaciales, sino de seres que usan vehículos
corpóreos con los pies sobre la tierra. Que son parte de la
humanidad, por las circunstancias que los trajeron a este mundo
procedentes de otros lugares. Que les corresponde hacer que la
humanidad se entere de las verdades y de las mentiras de toda la
historia del mundo, si consideran que es conveniente, y si no,
hablarán lo estrictamente necesario en las situaciones adecuadas.
La revelación y el "orden establecido"
La ignorancia humana siempre ha sido más que suficiente para que
debiera ser erradicada del planeta. Para que la sociedad funcione
mejor. Para que el individuo tenga un pleno desarrollo
biopsicoespiritual. Los que tienen el poder político, religioso,
económico y militar, han procurado preservarla en los pueblos para
beneficiarse con ella. Los que tienen el poder cósmico de transmitir
conocimiento, no lo han hecho masivamente, porque saben que la
ignorancia es a prueba de cualquier sabiduría que la amenace, por lo
que ella tiene sus mecanismos de defensa, de supervivencia, y de
ataque destructivo contra todo aquello que pueda traer luz donde
está la oscuridad. Contra esos mecanismos, tanto los transmisores
extraterrestres como los retransmisores humanos saben que no se
puede, razón por la cual son partidarios de que el conocimiento
revelado no sea para cualquiera.
Pero cuando cualquiera llega al conocimiento por alguna vía de
información, como Internet, un programa o algún medio gráfico, es
inevitable que a cualquiera que no esté a su altura le moleste, le
parezca engañoso, ofensivo, peligroso para el orden público, para la
estabilidad mental y emocional de quienes lean o escuchen eso. Y
como es mayoría la gente que reacciona así, habría que preguntarse
si es correcto exponerla a un conocimiento tan conflictuante que
sólo una minoría está en condiciones de asimilar, y si por una
minoría que sepa aprovecharlo, vale la pena poner las cosas al
alcance de todos. A la vista y oídos de una mayoría a la que, de ese
modo, no se le estaría respetando su derecho a seguir en la
ignorancia y en creencias engañosas.
Tiempos y reglas
Habría que preguntarse si se le está dando a esa gente, miles o
millones de años antes de tiempo, una información que algún día, en
éste o en otro mundo, podrá recibir cuando las condiciones sean
propicias, y no como ahora. Habría que preguntarse si una revelación
efectuada en un mundo de ignorancia, no será acaso un salto que
omite pasos, y si saltearlos va contra reglas cósmicas. Reglas por
las cuales la ignorancia debería continuar, al igual que los
poderosos de los gobiernos, de las religiones, de la
economía y de
las milicias, que se aprovechan de los pueblos ignorantes. En tal
caso, habría que preguntarse a qué directrices obedecen tales
reglas, y si romperlas es para mal o para bien del Universo. Si lo
correcto es el ocultamiento o la revelación de la verdad. O ambas
cosas según el caso y las circunstancias; según a quién, en qué
situación.
Por lo pronto, estamos ante la evidencia de que a nadie fuera de la
Tierra le parece que haya que revelarle al mundo, a todo el mundo,
verdad alguna para que la ignorancia termine de la noche a la
mañana. Por lo cual, los que estamos como humanos en este planeta,
seamos o no de esos extraterrestres que han venido a tomar cuerpos,
tampoco tenemos por qué tratar de evitar que sigan pasando miles de
noches y mañanas con la ignorancia sustentando la cima del poder.
Así que, aunque haya llegado un conocimiento cósmico que pueda
desenmascarar la gran farsa de la obra de este mundo, y aunque esto
esté a disposición para ser retransmitido, ignorarlo, dejarlo
guardado, callarlo, son una alternativa respetable.
Si al final de esta existencia, algún jurado cósmico nos reclamara
por qué no divulgamos esa verdad pudiendo hacerlo, tendremos la
excusa de que "todo a su tiempo, paso a paso, y no era el momento…
ya se sabrá todo dentro de miles o millones de años".
Pero en caso
de hablar la verdad en forma masiva, si algún jurado cósmico nos
recriminara por qué hablamos indiscriminadamente para todos, si el
conocimiento no era para cualquiera, tendremos la excusa de que a
nosotros no nos importaron los "cualquiera", sino los "no
cualquiera" que estaban en medio de ellos, como la fina veta de oro
en la roca. Y que al noble metal había que extraerlo a fuerza de
golpes en la roca, por más que a la roca le doliera que no fuera a
ella a quien se buscara, sino a lo que entre ella estaba
aprisionado, escondido, invisible e inutilizado. Fuera de la roca,
el oro va camino a ser joya. Evitando tener que esperar miles o
millones de años para separarlo de lo impuro, lo que vive a gusto
con lo falso, con lo engañoso, con la ignorancia.
Alternativas
Ambas opciones están dadas. El porvenir nos clasificará en el Gran
Juicio, según nuestro respeto a las reglas de "paso a paso, tiempo
al tiempo", o según nuestro desacato, movidos por el "demos el gran
salto, ahora o nunca". Las dos alternativas parecen correctas. Por
lo que el problema de las elecciones posibles no plantea cuál es la
que corresponde y cuál la que no. Quizá no se vaya a medir con la
misma regla al que habló que al que calló. Cada uno habrá tenido su
razón, quizá las razones de ambos sean correctas, y la diferencia
esté sólo en la metodología. Hay en el cosmos quienes emplean una
metodología de transmisión de información que cambia las estructuras
mentales del ser humano, y quienes emplean una metodología que deja
esas estructuras como están.
Hay en la tierra personas con
metodología transformadora, y otras con metodología preservadora.
Hay mensajes llegados del cosmos, que se pueden usar para operar
transformaciones, o que se pueden callar para que nada sea
transformado antes de tiempo, considerando que vaya a existir tal
tiempo futuro de transformación. Y el problema es tomar una posición
absoluta: decir todo, o no decir nada. Porque, en general, estamos
en posiciones relativas en que hablamos o callamos según la
variabilidad de las situaciones.
Esa tendencia permite suponer que no habrá en lo sucesivo, como no
lo hubo hasta ahora, ni un ocultamiento absoluto ni una revelación
absoluta por parte de quienes posean el conocimiento cósmico. Y que,
si como es abajo es arriba, tampoco podrá esperarse que el
suministro de información desde el cosmos se corte del todo o llegue
en torrentes; seguirá en cuentagotas. Goteo que seguirá provocando
sed por escasez, a quien deseara que llegara más caudal de mensajes,
pero que lo mantendrá irrigado al menos a niveles de subsistencia en
un mundo donde eso ya es bastante.
Goteo que seguirá perturbando,
como la gota de la tubería cuyo ruido fastidia, a quien deseara la
paz de la ignorancia, de la ausencia de cualquier conocimiento que
pueda cambiarle la visión de la realidad. Gotas de luz para saciar
la sed de una minoría, y para pasar inadvertidas en medio de la
oscuridad mental de la mayoría. Apenas una débil lluvia llegada
desde el cosmos para el riego de muchos, que no son mayoría, pero
que no son pocos, y que con la difusión creciente del mensaje, son
más cada vez. Que vinieran de allá arriba a desparramar un
gigantesco caudal de información para todos, no parece ser la idea.
Y, como es arriba es abajo, tampoco la idea es que personas que
tengan la información, abran las compuertas para que ella circule torrentosamente por el mundo.
Así, entre la tan medida provisión cósmica y la tan restringida
difusión por los retransmisores humanos, esta información, a la
mayoría, no tiene forma de parecerle tan real como la Coca-Cola o
como cualquier cosa palpable del mundo de la materia. A quien sepa
que esto es así, porque sabe cómo funciona el mundo, no le resultará
incomprensible por qué un conocimiento tan revelador puede parecer
increíble, discutible y falso, en un mundo hecho al revés, donde lo
falso está implantado como verdadero.
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