Cuando recordamos las historias y leyendas de la antigüedad, encontramos
enigmas que todavía están por resolver. Muchos de ellos están relacionados
con sustancias que tienen propiedades mágicas. Los antiguos alquimistas de
China, Israel, India, Egipto y Persia las llamaron soma, el elixir de la
vida, chi, maná, prana, la
piedra filosofal, pan blanco y el oro del Rey
Salomón.
Estas sustancias también están asociadas a otros fenómenos misteriosos como
la fuente de la juventud, el arca de la alianza y la gran pirámide, a los
que con frecuencia también se les atribuyen propiedades sanadoras y místicas
milagrosas.
Los antiguos textos judíos describen cómo el arca de la alianza levitaba
cuando la sacaban del templo en los días santos. Según el Zohar, a los
antiguos sacerdotes judíos que llevaban el arca de la alianza se les ataba
una cuerda a un tobillo para poder separarlos de ella si recibían alguna
descarga eléctrica. El arca de la alianza era utilizada para almacenar (y
quizá recargar) la vasija llena de maná guardada por Moisés.
Moisés cogió el becerro de oro que hicieron los israelitas como objeto de
culto «y lo quemó y lo trituró hasta reducirlo a polvo, esparciéndolo en
agua, que hizo beber a los israelitas», supuestamente para mejorar su
conexión espiritual.
El antiguo alquimista chinoWei Po-yang escribió sobre la llamada píldora de
la inmortalidad, hecha de Huan Tan, un polvo comestible obtenido a partir de
oro. Después de ingerir la píldora de Huan Tan, «el cutis rejuvenece,
desaparecen las canas y crecen de nuevo los dientes. Si la toma un anciano,
volverá a ser joven, y si lo hace una anciana, recuperará su virginidad».
Wey Po-yang, el padre de la alquimia china.
Los antiguos egipcios tenían el
shem-an-na, que en el Libro de los muertos
aparece como el ¿Qué es esto?. El shem-an-na era llamado pan, y también oro,
y era ofrecido a los dioses en forma decono.
Arriba vemos «a la izquierda del rey, "hijo de Re Amenhotep, gobernador de
Weset",
ofreciendo una barra de pan cónica en una copa a "Sopdu, el gran dios del
este"».
Este pan también es llamado el oro de la recompensa.
Estos misterios han intrigado a los estudiosos de la historia antigua desde
hace miles de años. En la edad media, un alquimista llamado
Artephius
aseguró que había solucionado algunos de estos rompecabezas y escribió un
libro sobre sus experiencias con los elementos que obtuvo, después de
trabajar con ellos «durante mil años, aproximadamente, que han pasado por
encima de mi cabeza, desde el día en que nací, gracias a la benevolencia de
Dios todopoderoso, con el uso de su maravillosa quintaesencia».
La ciencia moderna considera estas sustancias como fantasías y ficciones
pertenecientes a supersticiones y religiones antiguas. Quizá los científicos
han descartado con demasiada rapidez la existencia de estas asombrosas
sustancias. Veamos algunas de las propiedades que se afirma que poseen.
El maná mencionado en la Biblia (que parece ser similar al shem-an-na del
antiguo Egipto) se describe como «parecido a la semilla del cilantro, blanco,
y su sabor como torta de miel». Aparecía al evaporarse el rocío.
El chi y el prana se describen como sustancias revitalizantes que se pueden
acumular en el cuerpo gracias a ciertas técnicas de respiración. La piedra
filosofal se dice que es una forma evolucionada del oro y la
plata. El soma
y la fuente de la juventud serían líquidos que proporcionan juventud y
vitalidad al beberlos. A continuación, se incluye una lista de propiedades
que nos puede ayudar a establecer algunas bases científicas para estos
enigmas de la antigüedad:
Son una forma de oro, plata u otros metales preciosos
Tienen forma de aceite
Se pueden secar hasta convertirse en un polvo blanco como la harina
Existen como un gas o vapor que se puede extraer del aire
Se pueden recargar y acumular en estructuras como el arca de la alianza o la
gran pirámide
Levitan bajo ciertas circunstancias
Poseen asombrosas propiedades curativas y espirituales
Resultan difíciles de identificar utilizando instrumentos científicos
modernos
Mi propósito al escribir el presente artículo es informar de que numerosos
científicos en todo el mundo están encontrando elementos que tienen estas
propiedades y están trabajando con ellos. Los llamamos elementos m u ORMUS.
Algunos de estos investigadores han convertido oro y otros metales preciosos
en aceite o polvo blanco.
Rodio, iridio y oro ORMUS.
Otros han extraído un polvo blanco del agua de mar y lo han convertido en
oro metálico. Un investigador ha obtenido aceite de oro a partir de agua
dulce utilizando una trampa de levitación magnética, lo ha hecho levitar y
lo ha convertido en metal.
Oro extraído de agua de trampa de levitación magnética.
Otro investigador ha conseguido el mismo aceite recogiendo rocío en noches
de luna llena, y también inyectando aire en una trampa de torbellino
magnética basada en el diseño mostrado en la siguiente imagen.
Trampa de torbellino magnética utilizando agua.
Hacer "click" en imagen
para agrandar
Y un tercero ha informado de la aparición de este
aceite en una moneda de
oro suspendida de un hilo dentro de una pirámide. Un amigo que vive en
Kazajstán ha descubierto que los elementos m se pueden recargar y acumular
utilizando recipientes cónicos. También sospecha que estos elementos están
relacionados con los centros de energía situados en ciertos lugares de la
superficie de la Tierra.
Yo mismo he tomado polvo de oro ORMUS y lo he hecho levitar acercando un
imán. Un pequeño vídeo en el que muestro este experimento se puede
ver aquí abajo:
Cientos de personas alrededor del mundo están trabajando con estos elementos
y muchas de ellas han experimentado sorprendentes efectos biológicos y
espirituales al ingerirlos. Un investigador que vive en la frontera entre
EEUU y Canadá ha recogido nueces gigantes de un nogal regado con sedimento
blanco extraído del agua de mar.
Nueces normales a la izquierda, nueces ORMUS a la derecha.
El árbol de la izquierda fue regado con agua normal,
y el de la derecha, con sedimento extraído del agua de mar.
Una investigadora que vive en Michigan ha fotografiado luces formándose en
las hojas de una de sus orquídeas después de regarla con aguaORMUS de
trampa magnética.
A la izquierda, la luz está empezando a formarse en la hoja de la orquídea.
A la derecha, la luz ha alcanzado su máximo brillo.
Esta misma investigadora ha bebido agua de trampa magnética durante dos años
y ha informado de numerosos beneficios para su salud. El más espectacular de
ellos consiste en que un diente roto se le ha llenado con nuevo esmalte
después de tomar agua de trampa magnética durante dos meses y medio.
Muchas personas han experimentado mejorías significativas en enfermedades
graves, como el cáncer, el SIDA, la esclerosis múltiple, la
artritis y la
diabetes. La investigación continúa en el área de la salud y aceptaremos con
agrado cualquier historia o comentario.
Probablemente, el investigador más conocido en el campo de los elementos ORMUS es un agricultor de algodón de Arizona llamado
David Hudson, que
«descubrió» estos elementos a finales de los años setenta. Hudson los
estudió durante más de quince años antes de hacer públicos sus
descubrimientos en una serie de conferencias alrededor de los Estados Unidos
entre 1994 y 1999. Después de trabajar con los elementos ORMUS durante
varios años, Hudson confirmó que sus propiedades son similares a las
mencionadas con anterioridad. Agradecemos encarecidamente a David Hudson sus
esfuerzos por llevar el conocimiento de estos elementos al terreno de la
ciencia moderna.
Desde que David Hudson anunció que había sido «obligado a abandonar su
producción» en 1999, yo mismo he comenzado a dar conferencias y talleres
sobre los elementos ORMUS y cómo fabricarlos en varias ciudades de los
Estados Unidos y Canadá.
Basándome en mi experiencia con los elementos ORMUS, puedo asegurar que sin
lugar a dudas son el descubrimiento científico más importante de la historia
de la humanidad. Estos elementos reúnen las piezas de numerosos puzzles de
la antigüedad junto con las de otros de la ciencia moderna, y gracias a
ellos podremos ver la imagen completa de la naturaleza de la realidad a
medida que vayan encajando todas estas piezas.